Justificación, Santificación, Redención y Reconciliación

 

 

 

Las Escrituras utilizan cuatro términos técnicos que están asociados con la salvación. Cada palabra revela una imagen importante en nuestra salvación. Debido a la riqueza de cada término, los estudiosos de la Biblia deben que significa ser justificados, santificados, redimidos y reconciliados en el Señor Jesucristo.

 

 

Justificación

 

Justificar (dikaioo)  es “reivindicar, absolver, pronunciar y tratar como justo” (Rom. 2:13; 3:20, 24, 28; Tito 3:7). Una persona que ha sido justificada, ha sido “puesta en libertad” o “hecha pura”  de cualquier pecado o culpa del pecado (Hechos 13:38, 39; Rom. 6:7). En el griego secular, la palabra originalmente describía los esfuerzos de un rey tiránico para justificar sus actos indignantes.

 

 

 

Justificar significa reivindicar acciones que realmente no merecer reivindicación. Más tarde la palabra llego a significar lo que es correcto o derecho, y esto era extendido para incluir los esfuerzos  para establecer justicia. La justificación significa estar delante de Dios como si nunca hubiera pecado.

 

 

 

Solamente las personas contritas pueden ser justificadas delante de Dios (Lucas 18:10-14). La carta a los romanos nos da el tratado más completo sobre la naturaleza de nuestra justificación:  

 

  1. Rom. 2:12; 3:20 la ley de Moisés no puede justificar.
  2. Rom. 3:24-26; la justificación es posible solo a través de la gracia de Dios revelada en Cristo.
  3. Rom. 1:17; 3:28; 4:5; 5:1 somos justificados por la fe.

 

Santificación

 

Santificar (hagiodzo) es “poner aparte para un propósito santo, hacer santo.” El “santo” ha sido apartado de la común y aislado para servicio de Dios (2 Tim. 2:19-21). Dios trasforma pecadores comunes en gente santa que le sirven (1 Cor. 6:11) hay dos aspectos de nuestra santificación:

 

1.       Lo que Dios hace en nuestra salvación.

 

2.       Lo que Dios espera de nosotros en la separación del mundo y del pecado (2 Cor. 6:17-18; 1 Pedro 1:14-19).

 

 

 

Dios desea santificarnos completamente (1 Tes. 5:23-24).

 

Somos santificados por:

 

1.       La verdad (Juan 17:17, 19).

 

2.       El lavamiento del agua por la palabra (Ef. 5:25-26).

 

3.       La ofrenda del cuerpo de Jesús (Heb. 10:10).

 

4.       La sangre del Pacto (Heb. 10:29; 13:12).

 

5.       El llamado del evangelio (1 Cor. 1:2).

 

Redención

 

Redimir (exagoradzo) es “pagar en rescate,” con el fin de liberar a alguien de la esclavitud o de una maldición. En Gálatas 3 y 4 el creyente es descrito como habiendo sido redimido de la maldición de la ley y le da plenos derechos como un hijo de la promesa. Jesús pago el precio de la redención (Mt. 20:28; Mr. 10:45). El precio de la redención fue “la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha o defecto”  (1 Pedro 1:18-19). La redención es la liberación de toda iniquidad (Tito 2:14) para que sirvamos al Dios vivo.

 

 

 

Una persona capturada en la guerra  liberada mediante el pago de un rescate por otro ciudadano romano estaba obligado con quien le había rescatado hasta que el precio hubiera sido pagado. Hemos sido rescatados a un costo incalculable y estamos en deuda, para siempre, con Dios (Rom. 6:12-14). Es en la entrega a Dios y servidumbre a el que encontramos nuestra libertad. Dios pago el precio para ganar nuestra libertad. La redención sugiere nuestra impotencia para salvarnos a nosotros mismos y nuestra total dependencia de Dios (Rom. 5:6-10).

 

Reconciliación

 

Reconciliar (allasso) está centrado en un cambio en nuestra relación personal con Dios, por el que una vez más se hacen amigos y se acercan a Dios. La Biblia presenta el pecado como una barrera impenetrable que impide nuestra relación con Dios (Is. 59:1-2). El pecado destruye nuestra relación con Dios y nos hace hostiles hacia el que un día será nuestro juez. Dios desea hacer a los enemigos suyos, sus hijos y traerlos cerca por la sangre de Cristo (Ef. 2:16; 1:20-21).

 

 

 

La muerte de Jesús es la demostración de su amor, que abre la puerta a nuestra relación con Dios, una vez más. Dios ha actuado en Cristo para lograr la reconciliar, de tal manera que nuestros pecados son quitados  ya no somos enemigos de Dios (2 Cor. 5:19-21). En las religiones paganas, los seres humanos pueden traer ofrendas diseñadas para ganar el afecto de algunos dioses ofendidos (Naamán en 2 Reyes 5). Solo en la fe cristiana, sin embargo, es Dios quien toma la iniciativa para ganar a un costo terrible, el afecto de quienes le han querido con sus pecados.

 

(Material de estudio; reunión de predicadores en la Col. Guayulera, Saltillo Coahuila México)