La Autonomía de la Congregación

 

M. Robert Helwig

 

El tema que quiero que estudiemos es acerca de la autonomía de la congregación. Es un tema importante porque cuando examinamos la historia de la iglesia podemos entender que cuando los hermanos ignoraran la autonomía permitieron a la iglesia a entrar en la apostasía. Por eso debemos poner atención para que nosotros en el día de hoy no permitimos la iglesia volver en apostasía.

 

El Diccionario Larousse Usual define la palabra “autonomía” en esta manera: “Facultad de gobernarse por sus propias leyes: Condición de la persona que no depende de otra.” También, define la palabra “autónomo” así: “Que goza de la autonomía.” Cuando hablo de la autonomía de la congregación hablo de la independencia de la congregación. Puedo decir que el Nuevo Testamento nos enseña que la congregación es autónoma en su naturaleza. 

 

Cada congregación es sometida a Cristo y la autoridad de Cristo. El apóstol Pablo dijo: “Sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Efesios 1:21-23). De acuerdo de este pasaje todas las cosas son sometidas a él. Él es la cabeza a la iglesia. La única autoridad sobre la iglesia es Cristo y el Nuevo Testamento que fue confirmado con su sangre cuando murió en la cruz del Calvario. Sin embargo, esto no significa que la iglesia no tiene un gobierno para gobernarla. Tiene un gobierno que fue ordenado por Cristo.

 

Cristo dio a la iglesia una forma de gobierno de la congregación. Pablo dejó ancianos en cada congregación en Listra, a Iconio y a Antioquía porque la Biblia dice: “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hechos 14:23). Los obispos, o sea ancianos porque las dos palabras son sinónimas, estaban dentro de la congregación, y gobiernan y apacientan, o sea alimentan, a la congregación (Hechos 20:28). Los ancianos deben ser ejemplos a la iglesia (1 Pedro 5:1-4). Debe de ser ancianos sobre cada congregación y su jurisdicción no pasa más allá de la misma congregación. La autoridad divina no permite a los ancianos se extiendan más y todas las otras formas de gobierno fueron excluidas de la congregación. La iglesia en el Nuevo Testamento no tenía un gobierno más grande o más pequeño de la congregación.

 

La congregación funcionó como el único medio por la iglesia del Nuevo Testamento para cumplir su misión. Cada congregación trabajaba bajo la supervisión de los ancianos para cumplir su misión. Podemos ver por la Biblia que la congregación envió a los predicadores a ir predicando y trabajando en la obra del Señor (Hechos 11:22). También, la congregación apoyaba a los predicadores en la predicación de la palabra de Dios. Pablo escribió a los filipenses diciendo: “Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que, al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aún a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Filipenses 4:15-18). La supervisión de la obra de la iglesia fue hecha por la congregación en el tiempo del Nuevo Testamento, y también, el apoyo por la obra fue dado por la congregación. No encontramos una sociedad o una organización fuera de la iglesia que hizo esta obra. Hoy la congregación tiene que llevar a cabo esta misión en la misma manera que la iglesia del primer siglo.

  

Las necesidades en la obra de la iglesia fueron pagadas por la congregación. Por ejemplo, cuando Pablo tenía necesidades en Roma la iglesia en Filipo le envió un apoyo. También, un poco tiempo después del establecimiento de la iglesia en Jerusalén había una gran necesidad entre los miembros. Los miembros que tenían suficiente compartían sus cosas con los que tenían necesidades. Podemos ver también que los hermanos en Corinto enviaron una ayuda a los hermanos en el área de Judea. En estos casos la ayuda, o sea el apoyo o socorro viene de la congregación. Cuando la congregación donde había la necesidad no podía aliviar el problema o la necesidad otras congregaciones envían ayuda para aliviar la necesidad. Note lo que Pablo escribió a los corintios: “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén” (1 Corintios 16:1- 3). La congregación designó ciertos hombres para llevar su ayuda a los hermanos en Jerusalén y Judea. Ellos entregaron la ayuda a los ancianos de la iglesia donde había la necesidad (Hechos 11:30). 

 

Cuando examinemos el Nuevo Testamento uno puede notar un principio importante. Pablo y los otros discípulos siempre trabajaban y estaban en asociación con una congregación. He escuchado personas diciendo que son cristianos, pero no son miembros de una congregación o iglesia. No sé de dónde viene la idea que uno no tiene que ser miembro de la iglesia. Después de la conversión de Pablo cuando volvió a Jerusalén estaba con la iglesia allá (Hechos 9:26). Todos los cristianos en el Nuevo Testamento fueron asociados con la iglesia. 

  

El cristiano tiene que estar en el compañerismo de la iglesia. Esto implica que la persona trabaja con los otros miembros de la iglesia. Pablo dijo: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12:4-5). Cada miembro de la iglesia es una parte del cuerpo. Pablo dijo: “De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:16). Pablo comparó la iglesia al cuerpo físico. Todos los miembros del cuerpo tienen que cooperar mutuamente. La cooperación y el compañerismo entre los miembros es la manera que la congregación cumple sus objetivos. La congregación tiene derecho a negar el compañerismo de la iglesia en su trabajo y adoración con los que andan en una manera indigna y desordenadamente (1 Corintios 5:1-13; 2 Tesalonicenses 3:6-7, 14-15). 

  

Cada congregación es autónoma, y hay ejemplos en el Nuevo Testamento donde varias congregaciones cooperan en una obra. Recordamos que cuando la iglesia en Jerusalén tuvo necesidades en Hechos capítulo dos los hermanos de la iglesia allá entre ellos mismos podían aliviar las necesidades de los hermanos. Sin embargo, en Hechos 11:28, encontramos a los hermanos sufriendo de una gran hambre, pero no podían aliviar el problema entre ellos mismos. Fue necesario que otras congregaciones les ayudaran. Congregaciones de Galacia, Macedonia y Acaya fueron avisadas del problema y enviaron socorro a los hermanos. Debe de notar que cada congregación envió su dinero o ayuda directamente a los hermanos en Judea. Las congregaciones de Galacia, Macedonia y Acaya no juntaron todo el dinero y enviaron todo como una sola ofrenda de todas las congregaciones. No encontramos en el Nuevo Testamento que una congregación controla el dinero de otra congregación. Cada uno hizo su trabajo por sí mismo, pero, a la vez estaba cooperando con otras congregaciones para llevar a cabo lo que una sola congregación no podía hacer. Uno no puede encontrar en el Nuevo Testamento cuando una congregación funcionó como representante por otra congregación. Cada congregación hizo su propio trabajo independientemente de las otras congregaciones. 

 

Hay ejemplo en la Biblia donde un predicador recibió ayuda de varias congregaciones. El apóstol Pablo fue uno que recibió ayuda de varias congregaciones (2 Corintios 11:8; Filipenses 4:14-18). La congregación envió esta ayuda directamente a Pablo. Hoy en día la congregación que está sosteniendo un predicador debe de enviar la ayuda directamente a él.

 

Hay otro principio importante cuando hablamos acerca de la autonomía de la iglesia es que la iglesia o congregación está limitada. Los ancianos son ancianos solamente en la congregación donde están sirviendo (Filipenses 1:1). Su jurisdicción no extiende más de esta congregación. El apóstol Pedro escribió acerca de obra y esfera de servicio diciendo: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto” (1 Pedro 5:1- 2). También, la Biblia dice: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28). Los ancianos ejercen disciplina dentro de la congregación donde está sirviendo. No tienen autoridad a ejercer autoridad sobre los ancianos de otra congregación. Por la historia podemos entender que cuando los ancianos ejercían su autoridad fuera de la congregación donde estaba sirviendo que esto resultaba en apostasía. 

 

La Escritura contiene el ejemplo de una congregación contribuyendo a otra congregación para que pueda cumplir sus obligaciones. Por ejemplo, otras congregaciones contribuían a las congregaciones en Judea cuando ellas sufrieron del gran hambre (1 Corintios 16:1-4; Hechos 11:27-30). Sin embargo, las congregaciones en Judea no podían entregar sus responsabilidades y obligaciones a las congregaciones que enviaron la ayuda. Cuando las congregaciones en Judea recibieron la ayuda o socorro que fue enviado a ellas cumplieron su deber con los miembros de estas congregaciones distribuyendo esta ayuda. 

 

Podemos formar unas conclusiones sobre el tema de la autonomía de la iglesia. La congregación tiene la autoridad a congregar y adorar a Dios por medio de la autonomía. La congregación es una unidad de la iglesia universal. Cada cristiano es miembro de la iglesia de Cristo (universal), y el lugar donde la iglesia congrega está en la asamblea de la congregación local. Allá el cristiano cumple su deber en cuanto a la adoración de Dios. En la congregación el cristiano canta, ora, predica la Palabra, ofrenda y participa de la cena del Señor. Fuera de la asamblea de congregación el cristiano no tiene autoridad a participar de la cena del Señor ni de la ofrenda. Cada congregación tiene la autoridad a adorar a Dios en esta manera. Cuando un cristiano visita a otra congregación de la iglesia de Cristo que observa los mandamientos como la Biblia manda él está bajo la autoridad de la congregación que está visitando. Está sujetado a la autoridad de esta congregación. Si es un miembro fiel tiene todo derecho a participar igual como los otros miembros de la congregación, y su participación muestra su compañerismo que tiene con la congregación. Si un miembro fiel que visita a otra congregación y no participa en la adoración con los demás miembros está negando compañerismo con esta congregación. El miembro que tiene derecho a participar en la adoración debe cumplir su deber con los demás miembros de la congregación para mantener el compañerismo de la iglesia. 

 

La autonomía es importante en cuanto a mantener la pureza de la iglesia. Cada congregación, o sea iglesia, está bajo la autoridad de Cristo, quien es la cabeza de la iglesia. No debe pensar porque la congregación es autónoma, puede hacer lo que quiere hacer en vez de seguir la voluntad de Cristo. La autonomía no da autoridad a pecar sin recibir las consecuencias del pecado.