Conforme al Modelo

Hebreos 8:5 “…Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

 

Introducción

La gran cantidad de iglesias trajo nuevas formas de culto, al grado que; la forma en cómo se adora a Dios, ha llegado a ser considerado como algo sin importancia con tal que sea hecha “de corazón.

 

Estimado amigo; ¿Aceptará Dios cualquier clase de adoración? ¿Qué dice la Biblia al respecto? En tiempos del Antiguo Testamento, Dios rechazo la ofrenda de Caín (Genesis 4:5). Lo mismo ocurrió con el sacrificio de Nadab y Abiú (Levítico 10:1-2), y en cierto momento también con la adoración del pueblo judío (Amós 5:21-23).

 

Ya en el Nuevo Testamento, Jesús habla de la adoración que es ofrecida “en vano” (Mateo 15:8-8). Estos ejemplos son suficientes para el lector sincero. Podemos notar que Dios no se agradó de ellos por la sencilla razón que ofrecieron algo según su propio gusto, según su propio juicio, algo que Dios nunca les había ordenado, pues había una forma de adorar que ellos ignoraron.

“Haz todo conforme al modelo”

¿Pero, cual es el modelo para la adoración en nuestro tiempo? El modelo—tupos (gr.), es el molde, tipo, figura o ejemplo que Cristo estableció y que los apóstoles se encargaron de enseñar a la iglesia durante el primer siglo y que hoy encontramos en las páginas del Nuevo Testamento.

 

Así como se describe una forma para el tabernáculo (Hebreos 8:5), existe una forma para la doctrina (Romanos 6:17). La hay también para la verdad (2 Timoteo 3:5; Hechos 23:25), y en este mismo sentido, podemos encontrar en el texto Bíblico, una forma o molde de adoración que debemos imitar y la cual se describe en espíritu y en verdad; “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24). ¿Lo hace usted en esta forma? 

Un modelo para el canto

El canto es “fruto de labios” (Hebreos 13:15). Debe ser con “el espíritu y el entendimiento” (1 Corintios 14:15). Debe ser “con alegría” (Santiago 5:13). Haciendo melodía en el corazón (Colosenses 3:16-17).

 

En cuanto a los instrumentos de música; no fueron ordenados por Cristo. Tampoco fueron utilizados ni por los apóstoles, ni por la iglesia del primer siglo. En la revelación del Nuevo Testamento podemos ver que quedaron excluidos de la adoración, ya que la Ley del Antiguo Testamento que los autorizaba fue anulada (Colosense 2:14-16; Hebreos 8:13; 10:9).

Un modelo para la predicación

La predicación es el medio por el cual se da a conocer el mensaje de Dios al hombre, y por el cual, al obedecerlo, este es salvo (Romanos 1:16; 1 Corintios 1:21). En el servicio de adoración se imparte a todos (1 Corintios 14:31). Es dirigida solo por varones ya que Dios ordena que la mujer debe permanecer en silencio, pues no le permite enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre (1 Corintios 14:34-35; 1 Timoteo 2:11-12).

 

El propósito de la predicación es la edificación del oyente (1 Corintios 1:3-5; 12; 26), razón por la cual todo debe hacerse “decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).

 

La mayoría de los grupos religiosos de nuestro tiempo, acostumbran a separar los niños, los jóvenes y los adultos para la enseñanza. Algunos le llaman “clases bíblicas,” otros le conocen como “escuela dominical.” Lo cierto es que este método de dividir la asamblea, no es parte del modelo dado por Cristo. Usted lo puede confirmar al ver el hecho que aun en la misma enseñanza del Antiguo Testamento, la enseñanza era impartida a hombres, mujeres y niños de todas las edades (Deuteronomio 31:12-13; 32:1-2). Este es el método utilizado por Jesus.

 

Un modelo para la Cena del Señor

La Cena del Señor consiste de pan sin levadura, fruto de la vid y una copa; como el memorial del cuerpo, la sangre y el Nuevo Pacto el cual Dios hace con el creyente por medio del sacrificio de Cristo. En el primer siglo lo hizo de este modo: un pan, jugo de uva y una copa (1 Corintios 10:16-17; 11:23-28), la tomaron el primer día de la semana—cada domingo (Hechos 20:7).

 

Actualmente esta forma ha sido cambiada. Algunos la toman cada mes, cada tres o seis meses, incluso cada año. Otros quitaron la figura del pan usando muchos panes y muchas copas. El apóstol Pablo dice que debemos hacer lo mismo que Cristo hizo en “la noche que fue entregado” (1 Corintios 11:23), y practicar la misma doctrina en todas las iglesias (1 Corintios 4:17; 7:17; 16:1). Algunos objetan que tienen libertad para hacerlo como sea conveniente o práctico, pero la verdad es que no se tiene derecho de añadir, quitar, cambiar, ni aun siquiera “pensar mas de lo que esta escrito” (1 Corintios 4:6; Apocalipsis 22:18-19).

 

Un modelo para la ofrenda o colecta

La ofrenda o colecta, es la forma en la que el cristiano da para la obra de Dios. La Biblia dice que debe ser individual, según Dios le haya prosperado durante la semana y como usted mismo lo proponga en su corazón (1 Corintios 16:1-2), dando con alegría (2 Corintios 9:6-7), con generosidad y sacrificio (2 Corintios 8:1-5). Siguiendo este mandamiento, esta colecta se lleva a cabo cada domingo.

 

Tal vez le parezca algo extraño el que no se recojan ofrendas cada que la iglesia se reúne, o bien; que no haya una cantidad especifica como el llamado diezmo, o 10% del salario como muchos acostumbran actualmente. La enseñanza del Nuevo Testamento acerca de la forma de esta colecta, es “cada domingo”, “según haya prosperado”, y de acuerdo el cristiano “lo proponga en su corazón.” ¿Cómo lo hace la iglesia donde usted se reúne?

 

Un modelo para la oración

La oración es el medio por el cual el creyente habla con Dios, para elevar ruegos, súplicas, acciones de gracias (1 Timoteo 2:1-9). Esta se dirige al Padre, en el nombre de Jesus (Mateo 6:5-13; Juan 14:13-14), debe ser con el espíritu y con el entendimiento (1 Corintios 14:15-17).

 

Es por eso que, durante el servicio de adoración, uno dirige la oración y al final todos dicen “amen—así sea.” El principio Bíblico del orden, nos dice que, al orar, debe evitarse vanas repeticiones (Mateo 6:7). Nadie grita, nadie se desmaya, pues Dios, “no es Dios de confusión sino de paz” (1 Corintios 14:33), además de que el propósito de la oración es que todos sean edificados.

 

Conclusión

A simple vista podemos darnos cuenta, que la adoración no es algo que podemos ofrecer según el deseo o la imaginación del hombre. Existe en el Nuevo Testamento la forma y el propósito, el ejemplo y el mandamiento dados por el Señor Jesus durante su ministerio sobre como adorar. Y lo podemos ver también en la adoración de la iglesia durante el primer siglo.

 

Esa forma de adorar de la iglesia primitiva, basada en las enseñanzas de Jesus, luego confirmada en la revelación del Espíritu Santo es el modelo para la adoración correcta. Fuera de esto, lo demás se convierte en “mandamientos de hombres” (Mateo 15:8.9).